DEF LEPPARD EN EL DF: VIVAN LOS OCHENTA
Por Francisco Zamudio
Fotografías: Cortesía OCESA
** Coda cumplió como grupo telonero
** La banda inglesa utilizó una avanzada tecnología 3D para imágenes
** El ex futbolista Ricardo Peláez fue a rockear con Def Leppard
Con un sonido potente, limpio y claro, algo difícil de conseguir al interior del caparazón de cobre del Palacio de los Deportes; el grupo inglés Def Leppard transportó a sus incondicionales capitalinos hasta mediados de los ochenta, a los días en que los canales de videos transmitían videos y el spray para el cabello se medía en toneladas. En el camino, dejaron en claro que el hard rock no se ha borrado del imaginario colectivo de los rockeros mexicanos, al menos no de los 17 mil que se dieron cita en ese emblemático lugar, el pasado 4 de septiembre.
HYSTERIA EN LAS BUTACAS
Al momento en que del sonido local emanó “Won’t get fooled again”, canción emblemática de la agrupación británica The Who, muchos intuyeron que el concierto de Def Leppard estaba a punto de comenzar. Y no se equivocaron.
Hacia el final de la rola, la luz se transformó en penumbra para que Joe Elliot, Rick Savage, Rick Allen, Phil Collen y Vivian Campbell, tomaran sus puestos sobre el escenario y se sincronizaran con la parte donde antaño, Roger Daltrey disparara uno de los gritos más emblemáticos en la historia del rock.
Justo ahí Joe Elliot dio inicio a su participación vocal, una que se escuchó ya desgastada por el paso del tiempo, pero que fue muy bien cubierta tanto por sus compañeros de grupo, como por sus ingenieros de sonido, quienes soltaban puntuales los ecos sobre su voz, en esos álgidos momentos de los tonos altos.
Una vez concluido el homenaje a Los Who, la agrupación arrojó sobre la mesa su primera carta sónica, grabada con el nombre de “Let it go”, del disco High ‘N’ Dry de 1981, el LP que edificó ese sonido más cercano a la melodía que al heavy metal, con el cual se volvieron un clásico.
En otra rendición a sus mayores, continuaron el concierto con “Action”, original de la banda glam-rockera de culto Sweet, una de esas agrupaciones que nunca alcanzó el éxito masivo, no así la admiración de muchos músicos, quienes siguieron de alguna u otra forma su legado.
“Animal” y “Foolin’” del Pyromania, se insertaron en los huesos de una multitud que se paró de sus asientos para ya no sentarse jamás, haciéndolos moverse cadenciosamente mientras, en la parte de atrás del tablado, aparecían varias imágenes de neón con anuncios de bares y sitios desnudistas.
La calidad de gráficos fue tan nítida, que muchos se fueron con la ilusión óptica y buscaban por dónde habían bajado tantos anuncios. La realidad es que la banda desplegó una tecnología en 3D de primer nivel que, aunada a la mente de quien veía el stage de frente, podía dibujar geniales imágenes en su cerebro.
Lo mismo en inglés que en español, Joe Elliot agradeció al público el ruidoso recibimiento y durante toda la velada lo increpó para seguir en el mismo tono, uno que acompaño con coros alterados piezas tipo “Promises”, “Love bites”, “Armageddon it” y “Make love like a man”, del álbum Adrenalize, editado en 1992.
“Two steps behind” impregnó el aire con un aroma acústico y cientos de féminas reaccionaron de inmediato. Comenzaron a moverse acompasadamente en sus espacios. Algunas abrazaban a sus compañeros y los besaban mientras cantaban la canción, en tanto que otras se contoneaban al compás de la música.
Lo mismo señoras entradas en sus cuarentas-cincuentas con cuerpos envidiables que jóvenes de cabellos rubios o pelirrojos de sinuosas formas; muchas chicas reafirmaron nuevamente que el hair metal, de la mano de la televisión y los videos, trajeron de nueva cuenta a las mujeres a los conciertos de rock en México.
Y para ellas se deslizó aterciopeladamente entre los altoparlantes, otra clásica balada de poder: “Bringin’ on the heartbreak”, la cual dio comienzo con guitarras acústicas, para quebrarse a la mitad gracias al poderío eléctrico desplegado por Phil Collen -cuya musculatura arrancó muchos suspiros- y Vivian Campbell.
Def Leppard es una de esas agrupaciones que ha tenido que lidiar casi desde sus inicios con la desgracia. El despido de Pete Willis en 1982 debido a sus problemas con el alcohol, fue sólo el preámbulo de una racha que le quitó para siempre a Steve Clark y se llevó un brazo de Rick Allen en 1984.
Su más reciente trago amargo llegó en junio del 2013: Vivian Campbell anunció que había sido diagnosticado con Linfoma de Hodkin. En noviembre de ese mismo año, dijo que su cáncer estaba en remisión, sólo para aclarar que había regresado en junio de 2014 y, nuevamente, que estaba librándose de él, en julio pasado.
La quimioterapia lo dejó sin cabello pero no sin alma. Por eso, antes de tirarse a la depresión, el guitarrista afeitó su cabeza y afinó sus dedos, para seguir ofreciéndole a sus fans de todo el mundo. altas dosis de poder sonoro, como en la siguiente canción: “Switch 625”, dedicada precisamente a Steve Clark.
La última parte del concierto fue la más imponente ya que estuvo compuesta de puros hits, éxitos imperecederos que fueron entonados por todos, seguramente hasta por Ricardo Peláez, ex futbolista profesional, a quien habíamos visto antes tomándose fotos con todo mundo, en uno de los pasillos del Palacio.
De la época donde los videocanales no atiborraban sus programaciones con reality shows, explotaron en todos los rincones infaltables tipo “Hysteria”, “Rocket”, “Let’s get rocked” y la favorita de miles: “Put some sugar on me”, a cuyo término se decretó el final del concierto.
Por supuesto, el añejo juego del grupo que desaparece por detrás del estrado mientras la gente clama por más música, se escenificó una vez más sólo para que la banda emergiera con sus instrumentos en mano y deleitara a la concurrencia con “Rock of ages” y su trabalenguas en alemán: “Gunter glieben glauten globen”.
El que fuera primer single de Pyromania en 1983, “Photograph”, fue el tema escogido por los británicos para imprimir otra instantánea en su cálida relación con el D.F., incluido el capítulo del 2012 en la Arena Ciudad de México: “Muchas gracias, nos vemos en la próxima”, prometió Joe Elliot a sus fans chilangos.
CODA CUMPLE COMO ABRIDOR
Previo al concierto de los ingleses y como hace 21 años en Monterrey, la banda mexicana de hard rock Coda, cumplió cabalmente con su papel de abridor, al interpretar cinco canciones que fueron muy bien recibidas por la audiencia, regularmente parca con las bandas teloneras.
“Atrévete”, “Veinte para las doce”, su himno “Aún”, “Tócame” y “Eternamente”; fueron interpretadas por un Salvador Aguilar que lució vocalmente en excelente forma, inclusive por arriba del propio Joe Elliot, aunque es cierto que el mexicano es bastante más joven que el inglés.
Allan Elahi, Jesús Esquivel, David Melchor y el virtuoso guitarrista Toño Ruiz, complementaron la alineación de un Coda reformado, con su alineación más exitosa tras años de separación. Por supuesto, una noticia había quebrantado el orden natural de la información esa mañana y “Chava” hizo mención de ello.
“Este concierto lo estamos dedicando a un latino que murió este jueves. Quiero pedirles un aplauso para Gustavo Cerati, quien debe estar allá arriba con los ídolos del rock”, manifestó antes de despedirse, no sin antes anunciar que ya pronto lanzarán un nuevo disco de estudio.
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