GHOST EN LA CD. DE MÉXICO: UNA IMAGEN QUE NO DICE MIL PALABRAS
Por Francisco Zamudio
Fotografías: Cortesía OCESA
Ante un foro pletórico de almas sin nombre (o nameless ghouls) reunidas en un sitio donde el color negro de sus vestimentas, provocó una percepción visual de máxima oscuridad; la banda sueca de shock rock y doom metal Ghost, ofreció una presentación más en el Distrito Federal la noche del pasado domingo 24 de agosto, esta vez como parte de su Return To Latin America Tour 2014.
YOKOZUNA: DURO Y A LAS ENTRAÑAS
En punto de las 19:00 horas, el grupo mexicano Yokozuna, apareció sobre el escenario del ex Salón 21, desde donde ofreció un set corto y ruidoso en extremo. Los hermanos Antonio y Arturo Tranquilino, conocedores de que su propuesta no está íntimamente ligada con la de los suecos, salieron a golpear sus instrumentos desde una caótica plataforma heavy bluesera.
Con una guitarra eléctrica de doble mástil entre sus pulgares, Arturo disparó una ráfaga de canciones donde el poder fue su faro en medio de la penumbra. “¡Ya viene Ghost, ya viene Ghost, a huevo!” gritó el también cantante, antes de que rolas como “Quiero venganza”, explotaran en los cuerpos de la gente en poco menos de 25 minutos, tiempo suficiente para dar paso a un lóbrego rito metalero.
EL PAPA NEGRO OFICIA SU MISA NEO-DIABÓLICA
Alrededor de las 19:45 horas, las luces que bañaban el stage del espacio ubicado en la zona menos glamorosa de Polanco, comenzaron un lento proceso de extinción, lo que fue interpretado por la muchedumbre como el arranque de la liturgia sónica. Pero no fue así, miembros del staff de Ghost subieron a encender varios inciensos, algunos colocados dentro de un sahumerio de plata.
La música de fondo, como extraída de alguna Misa de Angelis susurrada por monjes, era la melodía de “Masked ball” de Jocelyn Pook, famosa por haber aparecido en la película Eyes Wide Shut de Stanley Kubrick. Así entonces, la impaciencia de la multitud fue demolida segundos después de las 8 de la noche, al momento en que todo quedó envuelto en pesadas sombras.
Los cinco Nameless Ghouls encargados de los instrumentos, subieron la escalera hacia el entarimado para tomar posiciones, enfundados en sus trajes de verdugos de la Inquisición, rotulados con símbolos alquímicos que representan la tierra, el aire, el fuego, el viento y el éter (del espíritu). “Anti Cristus, il filio de Sathanas, Infestissumam” cantaban unos frailes en las bocinas como preludio al averno.
La parte metálica de “Infestissumam” (hostil en latín), track que abre el disco del mismo apelativo, cortó el ambiente y la masa se desbordó en un júbilo frenético, tutelado por su galopante ritmo. En medio de la pieza, cuyo mote también se refiere al Anticristo, emergió omnipresente, desde atrás, Emeritus II, líder de la formación que, por cierto, en USA se llama Ghost B.C. por cuestiones legales.
El tema se unió con “Per aspera ad inferí” (A través de penurias al infierno, en latín), con un Emeritus colocado en el centro de la borrasca sonora, investido en su oscuro traje de Sumo Pontífice, salpicado de cruces celtas invertidas sobre su casulla y su mitra; con guantes negros sobre sus dedos, los cuales enarbolaron un báculo coronado por otra cruz del mismo talante, fundida con una G de Ghost.
Al término de estos dos cortes iniciales, se escuchó un tímido “Buenas noches México” por parte del vocalista, que fue celebrado ruidosamente por un público heterogéneo, donde hubo varias decenas de niños y muchas, muchas chicas, las cuales sacaron lo mejor de su repertorio gótico para vestirse y celebrar, cantar, moverse o saltar bajo los términos de “Ritual”, “Prime mover” y “Secular haze”.
“Muchas gracias”, en español, se oyó a través del sonido local antes de que sus seguidores rezaran a viva voz, la oración escrita en “Satan prayer” (“Creemos en un solo Dios, Satanás todopoderoso. Escucha nuestra prédica a Satán, nuestra oposición al Credo Niceno”), en cuyo final, dijo el sucesor de Marilyn Manson como nuevo Vicario del Diablo: “Buenas noches, ¿cómo estás México?”.
O al menos esa es la fotografía que el cerebro detrás de Ghost ha grabado en la escena. Y es que, curiosamente, mientras sus letras poseen un degollante sentido anti-cristiano; en ningún momento el juglar maligno con máscara de calavera en el rostro, dibujó el símbolo de “La mano cornuta” que instaló Ronnie James Dio en la imaginería del rock y el metal en los ochenta, por ejemplo.
En contraste, Emeritus II utiliza sus manos en la misma forma que un director de orquesta lo hace, pero sin batuta. Con ellas, lo mismo señala a sus incondicionales, que las mueve como forma de provocar el canto de la audiencia, maneja como marionetas de hilos invisibles a sus músicos; o balancea su plateado incensario, a manera de péndulo, hacia sus fans y de regreso.
Una vez más, “Masked ball” de Jocelyn Pook sonó en el recinto, esta vez fundida con otra tonada, la de “Con clavi con Dio” (Con clavos con Dios, en latín), al término de la cual, aparecieron sobre el entablado dos monjas. “Por favor, démosle la bienvenida a Las Hermanas Del Pecado”, pidió el intérprete, ante la aprobación total de quienes, seguramente, esperaban a unas strippers.
No sucedió así. Quizá la presencia de los infantes detuvo, por estrategia, un show de características eróticas. Lo que no pudo frenarse, fue el periplo de las novicias hacia la barricada durante “Elizabeth” y “Body and blood”, donde ofrecieron hostias y lo que a la distancia parecía vino de consagrar, a quienes se apretujaban contra la valla metálica de protección.
Inmediatamente después, un efecto sonoro de tormenta precedió a “Death knell”, oda al 666, el “Número de la Bestia” y a la Cruz Invertida o Cruz de San Pedro, la cual posee varios significados, aunque para la simbología satanista representa el rechazo a la figura de Jesús de Nazaret. ¿Es Ghost una banda satánica? En teoría sí, aunque la siguiente interpretación se estrelló contra dicha lógica.
Sobre una cadencia doom-metalera, el grupo tocó “Here comes the sun”, un cover a The Beatles, cuya letra es de lo más luminoso que escribió George Harrison en vida, algo que contrasta determinantemente con la imaginería oscura y los textos dedicados al Príncipe de las Tinieblas sobre los que edifican su propuesta lírica.
El momento climático de la jornada, ese donde las estructuras de acero y concreto se mecieron gracias a un temblor inducido por la concentración humana en estado de frenesí, llegó después de “Stand by him” y “Genesis”.
La excitación de los acólitos del diácono Emeritus II alcanzó un estrepitoso clímax con “Year zero”, auténtico himno infernal que fue entonado por todos: “¡Belial, Behemoth, Beelzebub, Asmodeus, Satanas, Lucifer!”, cantaron los asistentes desprovistos de cualquier culpa judeo-cristiana.
Con “If you have ghosts”, otra reversión a Roger Kynard “Roky” Erickson, célebre músico estadounidense, líder y fundador de la banda precursora del rock sicodélico The 13th Floor Elevators, quien sobrevivió a las drogas y los hospitales siquiátricos, para elevarse como una figura influyente para muchas bandas, desde The Jesus And Mary Chain hasta R.E.M., concluyó el concierto.
Una manta, estampada como si vieras a través de los vitrales de una iglesia católica, aunque con calaveras en vez de ángeles, se volvió a iluminar a los pocos minutos, para enmarcar la siguiente manifestación musical: “Ghuleh/Zombie queen”, alabanza a una musa que se levanta con una palidez cadavérica desde una fosa pestilente, para transformarse en reina según su destino.
REFLEXIONES
“Monstrance clock”, grafía sónica de una misa negra, donde el Anti-Papa invita a sus súbditos a “Reunirse en uno solo, para el hijo de Lucifer”, fue el último clavo en el ataúd de este espectáculo, representación digna de una puesta en escena donde luchan el bien musical contra el mal lírico y sobre la cual también se despejaron algunas dudas, mientras surgen otras hipótesis.
Uno: La propuesta letrística de Ghost sí posee arengas netamente anti-cristianas o demoníacas. Dos: La música está más enraizada en el metal melódico, el doom metal o en bandas como Blue Öyster Cult, Deep Purple y Alice Cooper, antes que en actos de black metal tipo Venom, Mayhem, Emperor y muchos más.
Tres: Su estampa sólo concuerda con su armamento letrístico, no con el musical, lo cual seguramente les hará ganar más adeptos aquí, dadas las limitaciones lingüísticas con el inglés por parte de un extenso auditorio. Así, puede afirmarse que, contrario a la cita, en Ghost “una imagen no dice más de mil palabras”.
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